Siento, querido lector, haberme equivocado. La rapidez en la acción, la prontitud en la ejecución y el evitar las sorpresas es fundamental para poder seguir vivo. Si a todo ello, añadimos el desconocimiento que yo tengo sobre estos nuevos medios, provocó el que yo te haya desordenado la narración.
Por eso te pido disculpas. Por eso te ruego que releas a menudo el capítulo dos. En él hay mucho que narrar, y por todo lo anterior tendré que volver una y otra vez sobre su redacción.